Es común encontrar en las afueras de la Iglesia Catedral en el parque 24 de Mayo, centro de Babahoyo a Israel Campos Torres que por 40 años se ha dedicado al arte de la fotografía.
Campos es uno de los primero fotógrafos del parque, por su lente han pasado muchas autoridades como Carlos Touma, Dr. Escudero y ciudadanía en general que acuden a realizarse las fotos tipo carnet, cuerpo entero o con caballos de madera adornados para niños.
Israel todos los días del año desde las 08h00 de la mañana hasta las 17h00 llega al parque con sus herramientas de trabajo: una cámara antigua de tres patas, unos caballos de madera, una cámara digital Panasonic y una impresora digital para agilizar su trabajo ahora con el avance tecnológico y otras herramientas que le permiten entregar a sus clientes las fotografías instantáneas.
Pero Israel no realiza esta labor solo, en ocasiones lo acompaña su hermano Luis Campos Torres, aunque no lo hace a tiempo completo como antes, cuida del negocio cuando su hermano sale a comer o realizar alguna diligencia.
Ambos iniciaron la fotografía en las afueras de antiguo registro civil de Babahoyo cuando una fotografía instantánea a blanco y negro costaba 1.500 sucres, en la actualidad las fotos que ellos realizan tienen un valor de $2 dólares también emplastican documentos.
Luis nos comentó que aprendió el arte de la fotografía por su hermano Israel y el a su vez por las enseñanzas de fotógrafos que fallecieron entre los que recordó; Simón Delgado, Gamarra y Zurita, a los que le tiene respeto y los consideró sus maestros, fueron los primeros en laborar en el parque.
A pesar que no es un negocio rentable como en sus inicios, a los hermanos Campos les permite ganar el dinero diario para el sustento de sus familias. “Ya la tradición todo se va terminando, porque ahorita los teléfonos nos han quitado el trabajo” dice Israel y añade, optimista que las personas llegan a realizarse fotos para una carpeta de trabajo o algún recuerdo.
Luis Campos es fotógrafo de eventos, desfiles, comuniones pero por motivos de la pandemia no ha podido laborar. “Es un trabajo que de a poco va desapareciendo, pero nunca se va a acabar”, señaló.