La capital fluminense ingresó a la máquina del tiempo, representada en cuadros desde 1535, narrando la historia del antiguo Babahoyo.
Una mañana cultural y llena de historia se realizó el jueves 26 de mayo en el parque central 24 de Mayo, frente a la Catedral con cuadros y exposiciones se plasmó al viejo Babahoyo.
Traslado, asentamiento e inicios de la ciudad Santiago de Amay, fundado por Sebastián Benalcazar, donde actualmente está asentada la parroquia Barreiro. Carlos Romero Baquerizo, educador y expositor de las obras que se mostraron a las autoridades y ciudadanía, apuntó que por 15 años ha recopilado información de la historia y aborígenes de lo que hoy es Babahoyo.
“La idea de investigar cómo surge Babahoyo se dio luego que leí un artículo que decía ‘Babahoyo un pueblo olvidado, no tiene historia’, que apareció de la nada”, comenta Carlos Romero, quien presenta su trabajo con escritos propios, copias de la historia y que viajó a Piura, porque de allí salieron los orígenes de la ciudad.
Babahoyo, también se lo denominada gavilán negro o la ciudad de los lagartos, e incluso los indios lo llamaron Amay, que significa el pueblo del río grande, luego Babahoyus hasta que finalmente se lo reconoce con su actual nombre.
Asimismo, se presentó la balsa de los chonos, una forma que los antiguos construían sus casas “para el comercio y la navegación, se transportaban por todo el río Babahoyo a Pimocha y Samborondón”, en estas construcciones pasaban sus días con sus productos y transporte de personas “amarraban estas balsas de los troncos a las orillas del río y lo hacían vivienda, y ese sistema de vida todavía existe”, finalizó Romero. (I)
Redacción: José Vinces – El Detective